jueves, 12 de noviembre de 2009

El Pinsapar/ EL MURO DE ARENA



_____ El muro de arena

Lo hemos visto todos. Como vimos las emocionantes escenas de su caída. Como vimos los que cayeron muertos por querer cruzarlo, entrar en el mundo de la libertad, salir del comunismo. Han pasado ya los años, Alemania está unificada y es uno de los mayores pilares de Europa, de la Unión Europea. Garantía de la paz y la prosperidad de millones y millones de europeos. Hemos visto la celebración, decía. Los fuegos artificiales, las lágrimas en los ojos de la señora Merkel. A Gorbachov, Bush padre, el gigante Köhl, los líderes vivos que hicieron posible la solución de una consecuencia indeseable de la II Guerra Mundial: la división de Alemania, el reparto de los despojos de la Europa. Lo que se llamó la Europa tras el telón de acero. Sin sombra de dudas, con infinita gratitud: felicidades. Pero, ¿quedan muros?



Hay uno que nos debería tocar muy muy de cerca el corazón. Es un muro de arena tras el que están cautivos en su propio país los saharauis. Fueron españoles, los recordamos con sus vistosos atuendos en las Cortes de Franco. La historia los condenó a vivir el exilio y el extrañamiento, la lejanía de la patria. Porque estaba agazapado un Rey ambicioso que conocía muy bien el juego de dominó de la política internacional y sabía hacer los equilibrios necesarios entre la amenaza del islamismo y la occidentalización. A cambio del Sahara, la posesión española, arrebatada al régimen agonizante que no supo, o no quiso, defender a aquellos españoles cuyos representantes eran procuradores en las Cortes españolas. Pura faramalla.

Están tras un muro de arena, en Tinduf. Arietes de la política de Argelia, en medio de ninguna parte, humildísimos y dignos. Acosados por mauritanos y marroquíes, cada vez más olvidados de la ONU, de España y de la Historia. Por allí no se va a ningún sitio, es una estación término de la nada, un non plus ultra de la vergüenza que deberíamos sentir todos los españoles de buena fe y de la incuria general. Están allí hasta la extinción, estoy por pensar. O la capitulación. Sería para general contento y el triunfo definitivo del Alauí, que no ha sido generoso para la amplia autonomía, ni para el reconocimiento de una tierra que nunca fue marroquí, que fue saharaui… Rendición o nada. Lo de siempre. Está en la Biblia. Y en los primeros libros de historia humana. Rendición o muerte.

Es un muro de arena, ya decía. Hay otros muros vigentes también. Siempre es lo mismo, nos han dicho que están levantados para defender pero no, están para encerrar a la gente, para que no se encuentren los hombres y las mujeres en el inmenso territorio de la paz. Este de arena del desierto de nuestro Sahara es especialmente cruel, una vergüenza.

Diario de Cádiz
El Pinsapar
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jueves, 5 de noviembre de 2009

El Pinsapar / ESPAÑOL SIN GANAS


____ Español sin ganas

"Parler de l'identité nationale ne me fait pas peur". Hablar de la identidad nacional no me da miedo. Fueron las palabras del presidente Nicolas Sarkozy en Besançon, en 2007. Añadió en su tono habitual, solemne y cercano: (...) Je ne veux pas laisser le monopole de la nation à l'extrême droite. No quiero dejar el monopolio de la nación a la extrema derecha.

Pretendía entonces el candidato Sarkozy crear un Ministerio de la Inmigración y la Identidad Nacional de Francia. Lo recordé ayer, tras hojear el número de junio de "República de las Letras", la revista de la Asociación Colegial de Escritores de España, de la que soy miembro. "1939-2009. 70 Años del Exilio Cultural Español". Y encontrarme un poema de Cernuda -"Es lástima que fuera mi tierra"- en la que están algunos de los versos que más me han herido, y conmovido, y apenado siempre:

"Soy español sin ganas / Que vive como puede bien lejos de su tierra /Sin pesar ni nostalgia. He aprendido /El oficio de hombre duramente,/Por eso en él puse mi fe. Tanto que prefiero / No volver a una tierra cuya fe, si una tiene, dejó de ser / la mía, / Cuyas maneras rara vez me fueron propias, /Cuyo recuerdo tan hostil se me ha vuelto / Y de la cual ausencia y tiempo me extrañaron."

Bajo otras premisas y, desde luego, una época infinitamente más benigna, también yo, en ocasiones, me he sentido "español sin ganas", pero sabiendo muy bien lo que es ser español, no necesitando acudir al debate, tan francés por otra parte, de la identidad nacional. Ni los toros, el frontón de pelota vasca, la selección nacional que sea, la copla o el ajo en las comidas me hace ser más o menos español. Es una mirada larga hacía atrás y un horizonte de esperanza lo que me muestra las raíces, y el saber que la patria no es la tierra que se pisa, que es la tierra que se labra, como escribió Antonio Machado, tan gran español.

Van a traer el debate a España, estoy seguro. De Francia viene casi todo lo bueno, y lo malo. Ha ocurrido siempre. Y mucho más con Sarkozy y, ya decía, esta cosa francesa de hablarlo casi todo en público, el amor al debate y las ideas políticas. ZP no sé qué cosa dijo de España que se revolvieron en su tumba los huesos de don Claudio Sánchez Albornoz, mejor no recordarla ahora. Es evidente que no es Sarkozy, pero eso lo sabíamos muchos.

¿Veremos algún "59 segundos" sobre la identidad nacional de España? Mejor será que esto que estamos viendo ahora de Cobo y Aguirre, Santa Coloma y Gürtel, todo esto que ya está en la prensa internacional: En España hay mucha corrupción política. En Francia son tan estupendos, oh.

Diario de Cádiz
El Pinsapar
2009 11 05_