martes, 14 de agosto de 2012

AYER, 13 DE AGOSTO

Ayer, 13 de agosto, fue domingo. Es posible que fuera de esos domingos en los que mi tío Miguel me llevaba a la playa Victoria con mi prima Lolita, siempre rubia, sonriente y guapa. Y puede que con mi hermana Pilar, mis otros primos y, claro, mis tías Maruja y Rafa. Mi madre no era de playa, ni mi padre tampoco. En la “carterilla”. Mi tío Miguel era y fue siempre un hombre desprendido, al servicio de sus hijos y también sus sobrinos.

Aquel domingo de hace 51 años, 13 de agosto de 1961, no sé si el Diario ya incluía la noticia de que policías de la Alemania del Este habían alambrado Berlín con el apoyo del Ejército de la RDA. Habían empezado a hacerlo con la proverbial efectividad teutona en la madrugada y en pocos días dividieron la ciudad para evitar que las fuerzas “oscuras” lograran vencer a la Alemania “democrática, socialista y popular”, la llamada RDA, la Alemania comunista. Antifaschistischer Schutzwall fue denominado: Muro de Protección Antifascista. El día 9 de noviembre de 1989, la odiosa ceguera de la guerra fría, el hormigón que separó familias, calles, plazas, barrios... se convirtió en mantequilla. Berlineses de uno y otro lado se abrazaron, lloraron y se encontraron por fin sin la siniestra sombra erigida para evitar que por Berlín el paraíso comunista se disolviera como un azucarillo en agua.



Hace pocos días caminaba por el famoso bulevar Unter den Linden, literalmente “bajo los tilos”, famoso en la literatura alemana, centro de la gran capital, que nos lleva a la puerta de Brandenburgo y en la que unos pocos “restos” del muro son una atracción turística de idéntico rango que el Deutscher Bundestag o los modernos edificios construidos cuando pasó a Berlín de nuevo la capital federal, en Bonn durante el período de Alemania dividida.

La “foto” de Berlín está delante de ese paño del muro en el que dos viejos iconos comunistas se besa en la boca, antes que en el Parlamento que Hitler ordenó quemar para iniciar el Reich de los mil años. Lo que queda de los 45 kilómetros de muro en Berlín y los 115 kilómetros de la parte occidental y la “frontera” de la RDA es casi un bien a proteger... porque los turistas se procuran aunque sea una lasca para llevarla a sus casa como trofeo de haber estado en Berlín. Digo que si a esto se le añade el “espectáculo” del Check Point Charlie, donde también se procuran una foto estos turistas que han caminado por el Monumento al Holocausto entre la perplejidad y el espanto, podemos cerrar el círculo de un tiempo que debería hacernos pensar. El dramatismo de aquel muro, con sus más de 400 muertos y su cruda injusticia es hoy este souvenir.


viernes, 10 de agosto de 2012

VIVIR TIENE ESTO

Entre alegrías y penas pasan los años... Camarón cantaba esta "letra", siempre me dio que pensar. Vivir tiene eso, alegrías, penas... y años. Sólo con esta trilogía puedes una tarde acomodarte en un sillón con tu nieto, o darle con cuidado el violín a tu nieta. Es lo que debe quedar, quizá. Las penas, para adentro. Y los años que vengan como llegan los ríos a la mar. Hasta que caiga el telón sobre nuestras vidas. Es lo que más me hace de sufrir de una muerte joven: no conocerá a sus nietos. Llegar tiene este premio, si la vida es propicia, conocer a los nietos, comprobar que otros vienen desde la sangre a la esperanza, a la vida, al aire. Y así desde -dicen- millones de años, miles de millones de años. 

Que sigue siendo un suspiro tan solo.
























martes, 7 de agosto de 2012

EN BERLÍN, DEUTSCHER BUNDESTAG

Aquella noche ardió completamente. En el fuego se quemaron las esperanzas. Las imágenes se han repetido en libros, diarios, películas. Son puro blanco y negro. Antes, o después, se editaban otras de quemas de libros o desfiles de antorchas. El mejor destino de las urnas era su destrucción. En esta locura asesina cifraron sus esperanzas aquellos alemanes desgraciados y trágicos. Su locura criminal costó millones de muertos, destrucción, saqueos y rapiñas, progromos, asesinatos, genocidios. Europa se autodestruyó, en cierto modo, nuevamente.

Estuve mirando aquellos muros de nuevo levantadas en donde se puso en pie la dignidad de un gran pueblo.

"Der Deutsche Bundestag ist das höchste Verfassungsorgan der Bundesrepublik Deutschland und das einzige Staatsorgan, das direkt vom Volk gewählt wird. "Alle Staatsgewalt geht vom Volke aus".

... Todo poder del Estado emana del pueblo.

Estaba cerca del kilómetro cero de Europa, centro de una locura criminal que nunca debe volver. Sería la capital de un Imperio que se llamaría Germania. Hoy es la gran nación que siempre fue, unificada, pacífica, laboriosa y europea.


















Sentí tantas emociones, pensé en tantas cosas esa tarde en Berlín...

domingo, 5 de agosto de 2012

ESPAÑA EN ESTOCOLMO

                                                                                                                                            📷 EMS
                                                                                                                                                     
A la espalda de uno de los miradores sobre el mar y las islas que conforman una de las ciudades más bellas del Báltico, en la falda de un monte lleno de verdor, estaba España. Por decir algo. Estaba el monumento de una mano que grita o se agita entre la vida y la muerte, o pide ayuda al mundo... Estaba la España de la Guerra Civil. En Estocolmo. La miré largamente, dándole la espalda a una visión realmente espectacular de la capital de Suecia, la Estocolmo de los puentes, las islas, los barcos. Tremendo el drama que vivieron nuestros abuelos, nuestros padres, aquellos españoles.

Pensé en César Vallejo y me recité los versos de Antonio Machado... La guerra es mala, la guerra, odiada por las madres, entigrece a los hombres... 

En Estocolmo...

TALLÍN, MÚSICOS

Nunca había visto los instrumentos, me llamaron la atención muchísimo porque unas cuerdas estaban ajustadas a sus notas y claves correspondientes, y las otras eran las clásicas de los instrumentos de cuerda, pero sobre todo sus voces. Eran de una preciosa melancolía, graves pero no tanto, unos barítonos medios. Cantaban maravillosamente canciones que me recordaron las clásicas del folklore tradicional ruso. 

Esos instrumentos, esas voces y esa ciudad tan hermosa con sus calles empedradas, limpias, sus edificios que parecían recientes y la lengua desconocida hicieron que me quedara como clavado junto a ellos. Estaba claro que había tenido que recorrer medio mundo para encontrarme a estos dos músicos tan bien acompasados cantando canciones tradicionales bálticas. Aunque solo fuera por esto valió la pena allegarse a este mundo lejano, tan bello bajo el sol...